domingo, 18 de septiembre de 2011

ERES LA DULCE CULPABLE


Consciente de las bondades que actualmente me ofrece la vida en torno a una unión familiar, que a pesar de encontrarnos distantes gozamos de gran fraternidad…

De un apego a Dios, que definitivamente se constituye en el eje central de mis éxitos y de una trayectoria académica que día a día se encamina hacia la consecución de un resultado final, no podría dejar de obviar, que además de ser ese pétalo que adorna la margarita de mi vida, debo “inculparte” por los siguientes atributos que has puesto en mi cotidianidad:

  • Has dibujado en mi semblante una constante sonrisa que se agudiza cada que tu presencia acompaña mi vida o que disimulan esas lluvias primaverales que en ocasiones perturban mi interior. 
  • Eres culpable que mis noches se conviertan en un danzar de estrellas, adornada por los destellos proyectados por el firmamento que se precipitan a la orilla de mis sueños y me conducen a amaneceres simplemente inolvidables. 
  • Eres la responsable que cada espacio que he visitado a tu lado conserve la calidez, aroma y sutileza que solo tu podrías derrochar, por tanto tu presencia entra por mis sentidos, abrigando mi alma y entrañando mi corazón en la majestuosidad que tu ternura reclama. 
  • Eres la dulce causante que mi imaginación recorra un mundo donde la poesía y la ternura se han convertido en mis principales aliados a la hora de recordarte con apremio una conclusión que se ha repetido y se repetirá incesantemente durante nuestra amistad… TE QUIERO MUCHO Y ERES MUY IMPORTANTE EN MI VIDA. 
  • Te inculpo de forjar en mí una persona que se refugia en las excusas más irrisorias para darte un simple detalle o fundir mi cuerpo al tuyo a través de un abrazo, siendo testigo de sensaciones que me ahogan en las profundidades de la emoción, la belleza y el amor.  



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